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Ocasos

X   Desde las oblicuas paredes de mis montes te diviso, impávida, la otra mitad de mi Pandavaje.   Nereida, que te paseas por la quietud de tus costas, donde imperturbable la vida pasa.   Hace tanto tiempo dejé tus lares, espumas exánimes e indiferentes soles; playas recorridas una y otra vez siempre las olas borraron mis huellas.  Desde estas cúspides donde el aire es lánguido, puede añorarse, pero volver a tus auroras de Sagitarios fuegos; ¡Amaltea jamás! No fueron hechos para mi los caminos del corazón.   A mis ocasos, de peñascos triunfales esculpidos a codazos, patadas, uñas y dientes; me retiro a empujones recios y violentos.  Y de lejos aún hechizado de contornos y destellos, he de preferir trepar; cansado de mística, te daré por ofrenda el alma soñadora por Égida mi piel.        H. Goluboay               https://youtu.be/PLFVGwGQcB0