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Auroras

 X ¿Qué te ha impulsado Ibice de la montaña? A creer que el camino de murallas inexpugnables era para todos.   Tan solo a la mitad del mismo y ya te encuentras solo ¡No podrán! ni deberian tampoco seguirte el paso. ¡Se asustarán! ¡Lo harán! Cuando divisen el duro permafrost. ¡Flaquearán! ¡Todos y todas lo harán!   Sus miedos y sus dudas superfluas ralentizarán tu paso ¡Avalancha gritarán! y todo terminará por su debilidad y tu consideración.  ¡Deja! ¡Sigue! Que la naturaleza haga lo suyo solo estará ahí quien deba estar...

Ocasos

X   Desde las oblicuas paredes de mis montes te diviso, impávida, la otra mitad de mi Pandavaje.   Nereida, que te paseas por la quietud de tus costas, donde imperturbable la vida pasa.   Hace tanto tiempo dejé tus lares, espumas exánimes e indiferentes soles; playas recorridas una y otra vez; siempre las olas borraron mis huellas.  Desde estas cúspides donde el aire es lánguido, puede añorarse, pero volver a tus auroras de Sagitarios fuegos; ¡Amaltea jamás! No fueron hechos para mi los caminos del corazón.   A mis ocasos, de peñascos triunfales esculpidos a codazos, patadas, uñas y dientes; me retiro a empujones recios y violentos.  Y de lejos aún hechizado de contornos y destellos, he de preferir trepar  y cansado de mística, te daré por ofrenda el alma soñadora por Égida mi piel.        H. Goluboay