Ocasos

X


  Desde las oblicuas
paredes de mis montes
te diviso, impávida,
la otra mitad
de mi Pandavaje.
  Nereida,
que te paseas
por la quietud
de tus costas,
donde imperturbable
la vida pasa.
  Hace tanto tiempo
dejé tus lares,
espumas exánimes
e indiferentes soles;
playas recorridas
una y otra vez;
siempre las olas
borraron mis huellas.
 Desde estas cúspides
donde el aire es lánguido,
puede añorarse,
pero volver a tus auroras
de Sagitarios fuegos;
¡Amaltea jamás!
No fueron hechos
para mi los caminos
del corazón.
  A mis ocasos,
de peñascos triunfales
esculpidos a codazos,
patadas, uñas y dientes;
me retiro a empujones
recios y violentos.
 Y de lejos
aún hechizado
de contornos y destellos,
he de preferir trepar
 y cansado de mística,
te daré por ofrenda
el alma soñadora
por Égida mi piel.


       H. Goluboay

Comentarios

Entradas populares de este blog

Auroras